Ghislaine Lactot

Entrevista realizada por Victor-M.Amela a Ghislaine Lactot, ex médica y
> autora del libro "La mafia médica", en el que cuestiona el sistema médico
> actual.

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> Nací en Montreal (Canadá). Fui médico y hoy soy Ghislaine Lactot médico del
> alma. Me he divorciado dos veces y tengo cuatro hijos (de 37 a 28 años) y
> cuatro nietos. ¿Política? ¡Soberanía individual! Cree en ti: eres divino y
> lo has olvidado. La medicina actual fomenta la enfermedad, no la salud: lo
> denuncio en mi libro “La 
> mafia médica”.

> Estoy griposo, ¿qué me receta?
> –Nada.


> ¿Ni un poquito de Frenadol?
> -¿Para qué? ¿Para tapar síntomas? No. ¡Atienda a sus síntomas, escúchese! Y
> su alma le dará la receta.

> Pero, ¿me meto en la cama o no?
> –Pregúnteselo usted mismo, y haga lo que crea que le conviene más. ¡Crea en
> usted!

> ¡A los virus les da igual lo que yo crea!
> –Ah, ya veo: elige usted el papel de víctima. Su actitud es: “He pillado una
> gripe. Soy víctima de un virus.   ¡Necesito medicinas!”. Pues sí, como
> todos...
> –Pues allá usted... Mi actitud sería: “Me he regalado una gripe. ¡Soy la
> única responsable! Debo cuidarme un poco”. Y me metería en cama, reposaría,
> me relajaría, meditaría en cómo me he maltratado últimamente...

> ¿Se ha “regalado” una gripe, dice?
> –¡Sí! Tu enfermedad viene de ti, no viene de fuera. La enfermedad es un
> regalo que tú te haces para encontrarte contigo mismo.

> Pero nadie desea una enfermedad...
> –Tu enfermedad refleja una desarmonía interior, en tu alma. Tu enfermedad es
> tu aliada, te señala que mires en tu alma, a ver qué te sucede. ¡Dale las
> gracias: te brinda la ocasión de hacer las paces contigo mismo!

> Quizá sea más práctica una pastillita...

> –¿Hacer la guerra a la enfermedad? Eso propone la medicina actual, y las
> guerras matan, traen siempre muertes.

> No me dirá ahora que la medicina mata...
> –¡Un tercio de las personas hospitalizadas lo son por efectos
> medicamentosos! En Estados Unidos, 700.000 personas mueren al año a causa de
> efectos secundarios de medicamentos y de tratamientos hospitalarios.

> Morirían igual sin medicamentos, oiga.
> –No. No si cambiamos el enfoque: la medicina actual ha olvidado la salud,
> ¡es una medicina de enfermedad y de muerte! No es una medicina de salud y de
> vida.

> ¿Medicina de enfermedad? Acláremelo...
> –En la antigua China, un acupuntor era despedido si su paciente enfermaba. O
> sea, ¡el médico cuidaba de la salud! ¿Ve? Toda nuestra medicina es, pues, el
> fracaso total.

> Prefiere medicinas alternativas, pues...
> –Respetan más el organismo que la medicina industrial, desde luego:
> homeopatía (¡será la medicina del siglo
> XXI!)acupuntura,fitoterapia,reflexoterapia, masoterapia...la practica del
> yoga..la meditacion .. Son más baratas...
> y menos peligrosas.


> Pero no te salvan de un cáncer.
> –¡Dígale eso a la medicina convencional! ¿Te salva ella de un cáncer?

> Puede hacerlo, sí.
> –Lo que hará seguro es envenenarte con cócteles químicos, quemarte con
> radiaciones, mutilarte con extirpaciones...
> ¡Y, encima, cada día aparecen más cánceres! ¿Por qué? Porque la gente vive
> olvidando su alma (que es divina): la paz de tu alma será tu salud, porque
> tu cuerpo es el reflejo material de tu alma. Si te reencuentras con tu alma,
> si la pacificas..., ¡no habrá cáncer!

> Palabras bonitas, pero si un hijo suyo tuviese un cáncer, ¿qué haría usted?
> –Alimentaría su fe en sí mismo: eso fortalece el sistema inmunitario, lo que
> aleja al cáncer. ¡El miedo es el peor enemigo! El miedo mina tus
> autodefensas. ¡Nada de miedo, nada de sumisión al cáncer! Tranquilidad,
> convicción, delicadeza, terapias suaves...

> Perdone, pero lo más sensato es acudir a un oncólogo, a un médico
> especialista.
> –La medicina convencional debiera ser sólo un último recurso, y muy
> extremo... Y si tu alma está en paz, eso jamás te hará falta.

> Bien, pues tengamos el alma pacificada... pero, por si acaso, pongámonos
> vacunas.
> –¡No! Las fabrican con células ováricas de hámster cancerizadas para
> multiplicarlas y cultivarlas en un suero de ternera estabilizado con
> aluminio (eso la de la hepatitis B, con su virus): ¿inyectaría usted eso a
> sus hijos?

> Les he hecho inyectar ya varias...
> –Y yo a los míos: fui médico, y por entonces no sabía aún todo lo que hoy
> sé... ¡Pero hoy mis hijos no vacunan ya a sus hijos!


> Yo creo que seguiré vacunándolos...
> –¿Por qué? La medicina actual mata moscas a martillazos: no siempre muere la
> mosca, pero siempre rompe la mesa de cristal. Son tantos los dañinos efectos
> secundarios...

> ¿Por qué abominó usted de la medicina?
> –Yo me hice médico para ayudar. Me dediqué a la flebología, a las varices.
> Llegué a tener varias clínicas. Pero fui dándome cuenta del poder mafioso de
> la industria médica, que atenta contra nuestra salud, ¡que vive a costa de
> que estemos enfermos! Lo denuncié... y me echaron del Colegio de Médicos.

> O sea, ya no puede usted recetar...
> –¡Mejor! Los medicamentos están fabricados pensando en la lógica industrial
> del máximo beneficio económico, y no pensando en nuestra salud. Al revés: si
> estamos enfermos, ¡la mafia médica sigue ganando dinero!

> ¿Y a quiénes tilda de “mafia médica”?
> –A la Organización Mundial de la Salud (OMS), a las multinacionales
> farmacéuticas que la financian, a los gobiernos obedientes, a hospitales y a
> médicos (muchos por ignorancia)... ¿Y qué hay detrás? ¡El dinero!

> No escoge usted enemigos pequeños...
> –Lo sé, pero si me hubiera callado, hubiese enfermado y hoy estaría ya
> muerta.

> ¿Cuál ha sido su última enfermedad?
> –Hace dos días, ja, ja... ¡una diarrea!


> Vaya: ¿qué reflejaba eso de su alma?
> –Oh, no sé, no lo he analizado... Me he limitado a no comer... ¡y ya me
> siento bien!

> Pero se pasa mal, ¿eh...?
> –Ja, ja... Si la enfermedad te visita, ¡acógela, abrázala! ¡Haz la paz con
> ella! No salgas corriendo como loco en busca de un médico, de un salvador...
> Tu salvador vive dentro de ti. Tu salvador eres tú. ¡Tú eres el mejor médico!

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