¿Por qué Finlandia se mantiene año tras año en el nº 1 en el ranking de educación escolar?



El sistema finlandés coincide con niveles bajos de estrés en el aula.
El 7% de los alumnos finlandeses aseguran sentir ansiedad cuando trabajan en tareas de matemáticas en casa frente al 52% de Japón y el 53% de Francia.
 Aunque países como Singapur y Corea logran mejores resultados que Finlandia en PISA, los niveles de estrés juvenil en estos países asiáticos son peligrosamente altos.

 La educación se personaliza. Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que sus dificultades aumenten con los años y se minimizan los porcentajes de fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de las pruebas y actividades estandarizadas. Además, los profesores suelen ocuparse del mismo grupo desde 1.º (7 años) hasta 6.º (12 años), lo que ayuda a que los conozcan mucho mejor.

 Los alumnos tienen tiempo para todo. La educación se toma en serio pero también se da importancia al juego y al descanso. Los niños no comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se les considera maduros para aprender. Además, las jornadas lectivas son más cortas. Los estudiantes de Primaria tienen solo 3 o 4 clases al día, con descansos de 15 minutos entre cada una de ellas a los que se suma el descanso para comer. Apenas hay deberes, el trabajo se hace en clase, no en casa.

 Preparar la clase es parte de la jornada laboral. Los profesores no imparten tantas horas de clase como en otros países, sino que el tiempo que pasan en el aula es más reducido y destinan las horas restantes a preparar sus lecciones, investigar, organizarse o trabajar de forma colaborativa con otros docentes.

 Se evita la competencia y las cifras. Los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5.º curso (11 años) y los informes que el profesor elabora para los padres son descriptivos, no numéricos.

 Se premia la curiosidad y la participación. La imaginación y la capacidad de emprendimiento son muy apreciadas en la sociedad finlandesa, abundan los profesionales de campos artísticos y creativos y también los de tecnología e ingeniería. Esto también se fomenta en la educación, donde se valora la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales.

. Los padres se implican. La sociedad y las familias consideran que la educación es fundamental y la complementan con actividades culturales. A esto contribuyen las ayudas que reciben los padres para la conciliación de la vida laboral y familiar, para que dispongan de más tiempo con sus hijos.
Mucho se ha dicho en torno al sistema educativo finlandés.

 El país ha demostrado estándares formativos muy elevados en los últimos años, y si bien en el Informe PISA 2012 los resultados fueron más bajos, siguen notoriamente por encima de la mayoría de los países europeos y americanos. Pero, ¿cuál es su secreto?

Para comenzar, consideremos las cifras de Finlandia en los resultados PISA 2012 y comparémoslas con España:
Matemáticas: Finlandia se ubica en el puesto 12, España en el 33
Ciencia: Finlandia ocupa la 5ª posición, España la 29 ª
Comprensión lectora: Finlandia el 6° lugar, España el 30°
Definitivamente existe una gran brecha entre ambos, pero ¿cómo se explica?

Además de las diferencias en materia de PIB destinado a la educación, que en el caso finlandés es del 7,2% y en España se aproxima al 4,4% según los datos del Banco Mundial, Finlandia tiene un sistema educativo completamente diferente, que ha cambiado notoriamente con el tiempo, y que ha hecho hincapié en mejorar la experiencia del alumno, contemplando nuevos modelos de formación. Veamos algunos ejemplos:

1. Menos años de formación
Los estudiantes en Finlandia comienzan a la escuela a los 7 años, permitiéndoles una niñez fuera de las aulas, y acogiéndolos en la edad de madurez suficiente como para poder concentrarse y aprender. La educación se prolonga hasta los 16 años, cuando tienen la posibilidad de elegir entre 3 caminos:
Secundaria Superior: un programa de 3 años para preparar su prueba de admisión a la Universidad, y los estudiantes eligen de acuerdo a sus intereses a futuro y las especialidades que ofrece cada escuela. Este trayecto lo escoge el 40% de los estudiantes, aproximadamente.
Educación vocacional: un programa de 3 años que entrena a los jóvenes para realizar diferentes carreras, y les permite preparar la admisión a la Universidad. Quienes optan por esta opción suelen estar satisfechos con la enseñanza y comienzan a trabajar u optan por continuar sus estudios en Politécnicas. Prácticamente el 55% de los jóvenes opta por esta opción.
Ingreso al mercado de trabajo: menos del 5% elige este camino.

2. Menos tiempo en el aula
Las clases comienzan generalmente entre las 9 y 9.45 de la mañana para asegurar que los niños, jóvenes y educadores descansen correctamente, y finalizan entre las 14 y 14.45. Una jornada se compone normalmente de entre 3 y 4 clases de 75 minutos al día con varios descansos.

3. Maestros y profesores sumamente preparados
El magisterio es una profesión sumamente valorada en Finlandia y es el motor del nivel de educación con el que hoy cuenta el país. Pese a la crisis económica, su programa de formación de 5 años para maestros de Primaria no ha cambiado, y la competencia es muy alta, dado que de 1.500 candidatos sólo se admite a un 7%.
La profesora de la Universidad de Helsinki, Leena Krokfors, explica a The Guardian que “la clave del sistema de entrenamiento de los maestros radica en el tiempo que tienen los estudiantes tienen para aprender”, les brinda gran autonomía a los maestros, que pueden escoger sus métodos de enseñanza, no y no han tenido que someterse a inspecciones o pruebas estandarizadas desde los años 90’ cuando fueron eliminadas.

4. Novedosos abordajes de la educación
Además de los ya mencionados, en Finlandia las clases son poco tradicionales, y se hace hincapié en los contenidos en lugar de en las pruebas, y las presiones de un programa con al que necesariamente deban apegarse.
Cabe destacar también que de acuerdo con la OCDE, los estudiantes finlandeses son los que menos cantidad de deberes realizan en el mundo, con una media de 30 minutos a la noche, y no requieren tutores o clases por fuera del aula para rendir.

Las tareas no suelen tener límite de tiempo o llevar calificaciones y aun así la dedicación de los jóvenes es encomendable. Las clases tienen menos estudiantes por docente, que aproximadamente dará de 3 a 4 lecciones en aulas de hasta 20 estudiantes.

El sistema se basa fundamentalmente en la confianza, en lugar de sospechar de los demás y crear estructuras burocráticas y pruebas de control, simplemente se confía en el sistema, en que los maestros y profesores han obtenido la formación necesaria para llevar a cabo las tareas de la mejor manera posible y para proveer una gran educación.

Y las novedades no terminan allí. De hecho, este año Finlandia anunció un nuevo cambio: para 2020 el país se propone eliminar la enseñanza de materias individuales como matemáticas o química, y en lugar de ello enseñar a partir de temáticas más amplias. Esto implica que en lugar de enseñar geografía durante 1 hora para luego pasar a 1 hora de historia, los estudiantes pasarán 2 horas aprendiendo sobre la Unión Europea, los lenguajes, la economía, la historia y la geografía. Es decir, que ahora los jóvenes aprenderán teorías científicas de un modo más aplicado, que prepare a los jóvenes para la vida laboral, para la práctica.


Sin duda se trata de un país sumamente innovador que trabaja para proveer herramientas y soluciones eficientes a los constantes cambios de la sociedad en la que vivimos y el nuevo contexto laboral, contemplando la experiencia de los jóvenes.

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